Las antiguas ciudades mayas están construidas recreando su visión cosmogónica y la disposición de los astros en la bóveda celestial. El astro Sol fue el patrón principal en esta distribución.
Los equinoccios y solsticios en ciudades mayas son un acontecimiento para muchos visitantes y locales. Tenemos varias oportunidades de apreciar estos fenómenos en antiguas ciudades mayas, donde se aprecian fenómenos arqueoastronómicos.
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Cómo construían las ciudades el maya antiguo
Sabemos que los mayas construían sus ciudades teniendo presente su visión cosmogónica, con los astros como referentes a la hora de edificar. Las antiguas ciudades mayas están orientadas respecto al movimiento de los astros. Podríamos decir que mirando los astros a través de sus edificios y las sombras que proyectaban podían saber en qué época del año estaban.
Este juego visual era una manera de estar acorde con su visión del mundo, embellecer las ciudades, plasmar su conocimiento y reafirmar el poder del gobernador.
El maya aprendió observando la naturaleza, los astros y sus repeticiones cíclicas, lo que hizo de ellos reconocidos matemáticos y astrónomos. Los edificios importantes eran construidos con el propósito de escenificar su cosmología, apoyándose en la trayectoria de los astros y las distintas formas de sombras que puede crear el sol sobre los edificios.
Estos juegos visuales se les conoce como fenómenos arqueoastronómicos, y los encontramos en varias culturas del Planeta. Son pura matemática, una belleza. Los ejemplos más notorios en el mundo maya de los equinoccios son la sombra proyectada en forma de serpiente, emulando Kukulcán, bajando el Castillo de Chichén Itzá, y el astro sol saliendo en Dzibilchaltun.
Equinoccios y solsticios en ciudades mayas
Durante los equinoccios y solsticios, fenómenos solares, se observan algunos de estos juegos visuales en ciudades como las mencionadas Chichén Itzá y Dziblichaltún, Mayapán, Edzná, Uxmal, Uaxactún, Palenque. De hecho, en la mayoría de ciudades mayas podríamos encontrar algún referente visual.
Algunas zonas arqueológicas amplían sus horarios en estas fechas especiales, pero no te decepciones si el INAH, institución que administra las zonas arqueológicas, no lo hace en muchas, dejando a muchos curiosos viajeros sin disfrutar de esta maravilla.
Qué son los equinoccios
Los equinoccios se dan dos veces al año. Es el momento en que el Sol cruza el ecuador de la Tierra, cuando el día tiene las mismas horas de luz que nocturnas, equilibrio.
Tenemos el equinoccio de primavera el 21-22 de marzo y el equinoccio de otoño el 22-23 de septiembre, patrones calendáricos en la siembra de la tierra en la civilización maya, como en otras culturas.
Qué son los solsticios
Los solsticios también se dan dos veces al año. Es el momento en que el Sol se encuentra en los polos de la Tierra: cuando se encuentra cerca del polo de nuestro hemisferio marca el verano, y en el polo opuesto el invierno.
El solsticio marca el aumento o la disminución de las horas de luz del día, siendo en el hemisferio Norte, donde situamos la civilización maya, el solsticio de invierno el 21-22 de diciembre con menos horas de luz y el solsticio de verano el 21-23 de junio con más horas.
Estas eran fechas especiales en el mundo maya, como lo han sido en tantas culturas con unos u otros referentes. En las ciudades mayas se realizaban celebraciones de agradecimiento a los astros-dioses, por el buen inicio de siembra, la recogida de cosecha, conmemoraban victorias y coronaciones. En estas ceremonias los fenómenos arqueoastronómicos acompañaban de manera bella y espectacular la dinámica de las fiestas, siendo una parte importante dentro de los festejos, que a veces duraban semanas.
El maya siempre ha estado pendiente del cosmos. Creo que muchas culturas hemos dejado de mirar el cielo y esos nos arranca de tajo de nuestras raíces. Hoy en día, los mayas siguen mirando el cielo, festejando al sol y los astros, y sembrando su pan según dicta el cielo. En eso los envidio culturalmente.
Dónde ver equinoccios y solsticios en Yucatán
Algunas zonas arqueológicas amplían horarios para ver estos fenómenos. Como esto varía con los años, te enlazo la web del INAH, donde puedes consultarles.
Dzibilchaltún para el solsticio de invierno, el día 21-22 de diciembre y Edzná para el equinoccio de primavera, el día 21 de marzo, sí han abierto algunos años. Como es algo que cambia, mejor informarte con ellos.
Menciono como caso especial Chichén Itzá, al ser la más conocida. Durante el equinoccio de primavera, el día 21 de marzo, el sol se pone sobre las 17:20 y la zona cierra en su horario habitual de las 17, vaciando el recinto a las 16:45. Por lo que no lo ves entero. Y en el equinoccio de otoño, el 22-23 de septiembre, el sol se pone más tarde, por lo que tampoco se aprecia. ¿Cuesta tanto ampliar el horario? El porqué no lo hacen es un misterio para mí, como tantos otros.
Buen camino,
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Cuanta razón Sandra. Tanto progreso y civilización nos ha alejado del mundo natural.
Bonita entrada. Un abrazo viajera!
Los equinoccios y solsticios siempre han jugado un papel fundamental en las sociedades humanas, aunque ahora pasen, en la mayor parte de los casos, sin pena ni gloria, o incluso se hayan convertido simplemente en una excusa más para salir de fiesta…
En cualquier caso, algunas religiones (sin dejar de reconocer que fueron, junto con la violencia, el mayor instrumento de control social), como la de los mayas, los convirtieron en parte esencial de la vida, demostrando un conocimiento del medio que, algunas veces a pesar de todos nuestros avances técnicos, pienso que hemos perdido, o lo que es peor, menospreciado.
Saludos!
Bordado chicos, vuestro comentario está bordado. No apunto nada más porque sería repetir lo vuestro. Me gusta vuestra mundología, sin duda viajeros. Cariños, y mil gracias por caminar por aquí!